La exposición excesiva al
sol puede derivar en daños al cerebro, corazón, riñones y músculos, señaló el
Jefe del Servicio de Nutrición del Hospital Regional “Lic. Adolfo López Mateos”
del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
(ISSSTE), Antonio Leyva Islas.
Aseguró que permanecer de
manera prolongada a altas temperaturas de radiación solar que se registran en
diversas regiones del país puede provocar lo que se llama “golpe de calor”, o
“exposición excesiva al calor”, con mayor impacto en la población residente en
ciudades que en las áreas rurales.
Hizo
un llamado a la gente a tomar precauciones, sobre todo no exponerse a los rayos
solares en las horas de mayor intensidad calorífica, entre 11 y 16 horas; usar
bloqueadores solares, sombreros y sombrillas; tomar suficiente agua para
mantenerse hidratados y tener especial cuidado con niños y adultos mayores.
Antonio Leyva Islas
explicó que el “golpe de calor” se genera cuando el cuerpo humano alcanza más
de 40 grados centígrados, tres más de lo que regula el sistema nervioso central
que por su función de termorregulador mantiene la temperatura corporal por
debajo de los 37 grados.
El médico especialista
dijo que la excesiva exposición al calor puede provocar afectaciones de leves a
severas, las cuales van desde confusión, agitación, problemas en la dicción -
arrastran las palabras-, irritabilidad, delirio, hasta convulsiones y estado de
coma.
También puede haber
náuseas, vómito, piel enrojecida y respiración acelerada, ya que el organismo
trata de enfriar nuestro cuerpo y lo hace a través de la respiración y sobre
todo los vasos sanguíneos.
Por lo que exhortó a tener mayor precaución con las personas de la tercera edad y niños asi como con pacientes que están tomando medicamentos diuréticos, para el corazón o para tratar trastornos psicológicos.
Ante un “golpe de calor”,
recomendó en primer lugar quitar a las personas de la exposición de los rayos
solares, ponerlos a la sombra, incluso meterlos a una bañera o ducharlos con
agua fría; colocarles compresas frías o hielos en la espalda, axilas y regiones
inguinales para tratar así de bajar la elevada temperatura corporal, hasta
checar, a través de un termómetro, que esta vaya a la baja.
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